miércoles, 15 de junio de 2011

Pena.

Chiporro, chaparrón, zapato, pantalón, malicia, camaleón, soberbia, socarrón, promesas, callejón.

Estas palabras son bonitas,
pero son bonitas cuando van juntas
aunque a nadie le importe.
Yo quisiera juntarlas
juntarlas para siempre
porque juntas son hermosas,
pero es casi imposible
que algun día se encuentren por casualidad
todas en una misma frase,
y eso puede ser muy triste.
infinitamente triste.
Sé que no debería preocuparme por eso,
pero es que hay cosas que me causan pena
Y hoy cualquier cosa me causa pena.

lunes, 13 de junio de 2011

.

Yo sé la causa del mal humor de alguna gente, ¿me creerían que se debe a que usan zapatos demasiados apretados? puede parecer impresionante pero es cierto. También descubrí la causa de las penas: una alimentación baja en chocolate.

miércoles, 8 de junio de 2011

El tiempo y las muñecas

Para qué andamos con cosas, cuando niños éramos sabios, nos inventábamos mejores mundos, porque tal vez presentíamos que éste no era el lugar más amable que haya existido.
Yo al menos, estaba muy feliz en el mundo alternativo. Estaba de lo mejor dándole papillas hechas de barro y pasto a mis muñecas. Las alimentaba sanamente, las hacía acostarse temprano y las retaba mucho, cosas básicas que debe hacer una buena madre.
Pero muchas cosas pasaron y fui agrandándome como Alicia en el país de las maravillas, y fui olvidando a mis muñecas -pobres hijas, quedaron sin madre- pero mi cerebro siguió del mismo porte, cosa curiosa. En otras palabras, fuí creciendo. ¿O mejor dicho decreciendo? Quién sabe. Yo sólo pienso, ¿alguien me preguntó primero si quería crecer? al parecer nadie, y hasta el día de hoy digo, qué falta de respeto.
Yo no sé cuando acabó ese estado de eterna fascinación que tenía cuando niña. Tampoco me acuerdo donde guardé esos personajes que solía inventarme, ni por qué deje de inventarlos. ¿Cuándo perdí el gusto por meterme debajo de las mesas? ¿o por hacer castillos de cojines? ¿O por jugar a las secretarias? Tal vez nadie haya logrado sacarme eso de raíz... pero está claro que ya no tengo el mismo tiempo de antes para dedicárselo a mis muñecas, lo cual me da un poco de pena por ellas, porque deben estar pensando que soy pésima madre.

miércoles, 1 de junio de 2011

De sueños mortíferos

Hace un tiempo, soñé que quería morir a toda costa.
Le pedí a un hombre y le insistí y en que me diera de aquél veneno que él tenía.
Al principio el se resistió, dijo que yo era muy joven, pero ante mi insistencia, aceptó.
Me dió a beber del veneno y todo me dio vueltas.
Comencé a olvidar, a olvidarlo todo.
Comprendí el sentido de mi muerte y al fin le dije al hombre:
"La gracia de la muerte -ahora entiendo- es que avanzamos hacia atrás en los recuerdos y desaprendemos todo lo que alguna vez aprendimos, hasta desaparecer"
Él me miró en silencio y dijo: "Veo que comienzas a entenderlo todo. Te está haciendo efecto el veneno, y en unas horas más vas a morir"
Y yo comencé a sentir como iba desapareciendo.
Y como no podía mover más mi cuerpo.
Ni mis manos, ni mis pies, ni mi cabeza.
Había querido morir, pero ahora había comenzado a olvidarlo todo, había olvidado por qué quería morir, y ya no quería.
Pero el veneno avanzaba cada vez más, paralizándome por completo.
Me había arrepentido, ya no quería, pero ya había muerto.