miércoles, 7 de septiembre de 2011

Una cajita

Esta no es una historia ficticia, me ocurrió a mí como le puede ocurrir a cualquiera. Resulta que hace un tiempito andaba como mañosa, enojada conmigo. Fue cuando decidí dejarme guardada en una cajita por unos días. Me dejé al fondo, bien escondida estaba para que no me encontraran -shht, sin hacer ruido siquiera- porque quería desaparecer, tal vez echarme de menos o saber lo que era estar sin mí. Era una idea loca, muchos me dijeron que no funcionaría. Pero funcionó... y entonces me dejé ahí, abandonada en aquella cajita para volver a buscarme cuando me extrañara.

Estuve harto tiempo sin mí, pero comencé a sentirme vacía, me echaba de menos y ya no era la de siempre. Casi me olvido de que me había dejado ahí guardado en esa cajita. Y el otro día me acordé como si nada, y comencé a extrañarme. Quise volver, sacarme de la cajita donde me había guardado. Entonces la busqué, y fue cuando me dí cuenta de que la había perdido. Ya no la tenía y no había rastros de ella. En esa cajita estaba yo dentro ¿cómo había podido perdérseme? He llegado a pensar que tal vez alguien la tiró a la basura sin saber. Y tal vez ya nunca me encuentren, pero no pierdo esperanzas. Esto me pasó a mí, pero podría pasarle a cualquiera, por eso estimado lector, le ruego que si usted encontrara una cajita roja más o menos de 10cm x 10cm con alguien muy chiquitito dentro, me la devuelva, porque esa personita es mía y el dinero no me alcanza para comprarme otra.