miércoles, 16 de marzo de 2011

Que no se te escape.

Cuida bien al niño, que es tuyo pero no. Lo sabrá cuando crezca, ahora no le atormentes, no le cantes esa canción, que puede despertarse... Asegúrate de que esté calientito, cúbrele bien con la manta, tiene frío. Y no apagues la luz, recuerda que le aterra la sombra que se crea en su ventana, parece una silueta de hombre, pero es sólo una canaleta rota que crea una ilusión... sin embargo, él es solo un niño, y ya se ha inventado toda clase de historias para explicar la horrible silueta en su ventana. -hay un hombre afuera. ¿Será un ladrón… o será un santo? pero si fuese un santo no tendría un sombrero como aquél, un sombrero como el de los gánsters en las películas, ¿verdad?– te pregunta. Al parecer ha estado viendo muchas películas. ¿Qué te dije sobre eso? cuida bien al niño, no le llenes la cabeza de payasadas, que pueden dañarle el intelecto.

Parece que despertó y ahora no puede dormir. Quizá esté escuchando como llueve afuera. Yo sigo pensando que este niño se ha puesto melancólico, bucólico, como paisaje de invierno, solitario. No había visto a otros niños de su edad comportarse así. Tal vez deberías sacarlo más seguido a pasear, comprarle autitos, pelotas, en fin cosas de hombrecitos. Quizá así se le quita lo silencioso, quizá así olvida la manía de ponerse a escuchar la lluvia como si ésta le contara secretos, o de poner el oído en el suelo para escuchar quién sabe qué tonterías.

El niño llora, ¿por qué no vas a verlo? Debe ser porque ha cesado la lluvia. ¡Vaya si es consentido! Pero no podemos hacer que vuelva a llover, no somos Dios. Anda a verlo, tal vez deberías cerrarle la cortina para que no siga viendo la silueta de aquel hombre imaginario formada por la canaleta rota que suena por la lluvia… la lluvia que a él le gusta tanto oír. Pero descuida, que no debe estar llorando por nada importante, tonterías de niñez, insisto en que está viendo demasiadas películas, que para él todo es un drama, que él todo lo escandaliza… ¡Aaay estos niños! no sabemos lo que quieren, ni lo que se imaginan en esas cabecitas locas. Al paso que va, olvidará como se llama y te perderá el respeto. No le fomentes la locura, ni le celebres cada invento. Tú solo cuida al niño, que es tuyo pero no. Que ya casi crece -y ya no es tuyo- que se asusta por las sombras, y que insiste en imaginarse toda clase de cosas.


(Le he pedido al niño que dibuje la silueta, y ha quedado así)







F.

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