miércoles, 1 de junio de 2011

De sueños mortíferos

Hace un tiempo, soñé que quería morir a toda costa.
Le pedí a un hombre y le insistí y en que me diera de aquél veneno que él tenía.
Al principio el se resistió, dijo que yo era muy joven, pero ante mi insistencia, aceptó.
Me dió a beber del veneno y todo me dio vueltas.
Comencé a olvidar, a olvidarlo todo.
Comprendí el sentido de mi muerte y al fin le dije al hombre:
"La gracia de la muerte -ahora entiendo- es que avanzamos hacia atrás en los recuerdos y desaprendemos todo lo que alguna vez aprendimos, hasta desaparecer"
Él me miró en silencio y dijo: "Veo que comienzas a entenderlo todo. Te está haciendo efecto el veneno, y en unas horas más vas a morir"
Y yo comencé a sentir como iba desapareciendo.
Y como no podía mover más mi cuerpo.
Ni mis manos, ni mis pies, ni mi cabeza.
Había querido morir, pero ahora había comenzado a olvidarlo todo, había olvidado por qué quería morir, y ya no quería.
Pero el veneno avanzaba cada vez más, paralizándome por completo.
Me había arrepentido, ya no quería, pero ya había muerto.

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