domingo, 28 de octubre de 2012

Génesis

Concuerdo en una cosa con Unicornio, y es que la Gallina Tartamuda ya no tiene tanto de gallina y más bien parece gavilán pollero. Él lo puede decir con propiedad y derecho porque me consta que varias veces ha visitado a la gallina y ha leído las cosas que aquí se dicen. Pero Unicornio quizá se refería a un gavilán de esos que se las dan de elegantes con lindo plumaje, bien parados, y orgullosos. Y efectivamente la gallina mutó a gavilán, pero de esos oscuros, y tercos, de mal humor. Un pájaro rapaz de temer, con lengua de víbora y patas pinchudas. Ese fue el animalillo satánico que vino a desplazar a mi gallina inofensiva que por las tardes y por amor al arte cacareaba por cacarear, y tartamudeaba unos cuántos cocorocós, inocentes. Quizá por un tiempo demasiado largo se oprimió a la gallina. Un tiempo suficiente para darme cuenta de que no puedo quedarme con los brazos cruzados, debo hacer algo rápido para rescatar a la gallina de esa cazuela terriblemente sazonada que parece ser su destino ineluctable. No. Nadie se la va a comer, voy a rescatarla porque ya lo dije una vez y no tengo problema en repetirlo: sin mi gallina no soy nada.

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